volví a verte
paseando
por mis sueños.
Los iluminaste
de igual forma
que antaño
iluminabas
cualquier lugar
en el que entrabas:
con tu sonrisa.
La luz se hizo
tan fuerte
que ya
me fue imposible
dormir pero,
¿quién necesita dormir
teniéndote cerca?
Recuerdo que
cuando recibí
aquella llamada
anunciando
que te habías
convertido
en inmortal,
no me extrañó.
No era
tu intención
ni tu deseo,
amabas la vida
sobre todas
las cosas,
pero existen
seres destinados
a preservar
eternamente
su recuerdo
de juventud
aunque el precio
a pagar por ello
sea muy alto.
Joven y hermoso,
así te conservo
en mi memoria,
y me siento feliz,
aunque hubiera preferido,
simplemente,
envejecer juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario