jueves, 29 de junio de 2017

PRIPYAT

Recoges,
en silencio,
los retales
de tu vida
y tus pasos
se alejan, 

lentamente,
del dolor
que producen
los recuerdos.


Arden las dos flores
tatuadas en tu espalda
y de sus cenizas nace
un bosque sin sonido,
de tus lágrimas
un río de tristeza
y, de tu útero,
jamás nacerá nada.

Madrugada de abril
contaminada
por el rojo brillante,
por el azul celeste,
por el hongo gigante
que produce pesadillas.



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