—¡Qué guapo eres!
—¡¿Sabes quién soy, mamá?
—Ji, ji, ji…,no.
Envuelta en la niebla
que oculta los recuerdos.
Navegando entre mares
infinitos en los que no existe
un puerto al que arribar,
solo tu sonrisa
consigue iluminar
un horizonte plagado
de incertidumbres.
Ese horizonte,
tú no puedes verlo
solo a mi
me anega de tristeza
y no quiero.
Prefiero abrazarme
a tu universo
donde lo que ocurre
en ese instante
es realmente
lo importante
aunque,
casi siempre,
sea algo similar
a la nada
lo que ocurra.
No cesa
de intentarlo,
pero ni la nada
ha logrado
arrebatarte
la letra de aquellas
canciones
que nunca vivieron
en tu cabeza
sino en tu alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario