jueves, 6 de septiembre de 2018

VEO

Cuando salgo a la calle
procuro llevar 
siempre 
los ojos puestos.
Una vez los dejé 
pegados al televisor 
y el dolor de cabeza 

fue insoportable.
Salgo a la calle y veo...
Veo tu rostro, 
tus ojos, 
tu pelo
y veo tu espalda
alejándose.

Veo los muros
escupiendo
verdades 
y hablando 
de amores
inalcanzables.

Veo aceras 
manchadas 
de sangre
de las batallas 

libradas
por los que creían 

ser libres
y ya no eran 

nadie.
Veo más humo 
que aire,
más horas 

que instantes,
más caminos 

que no llevan
a ninguna parte.

Veo a un anciano 
que duerme
en un banco del parque
―Te veo ―le digo.
―Gracias 
―contesta―,
normalmente, 
nadie me ve.











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