jueves, 6 de septiembre de 2018

TOC

No llames a mi puerta
no voy a abrirte.
Sé que pretendes
trastornarme
o, peor aún,
convencerme.

Abro el grifo.
Lavo mis manos.
Una, dos, tres veces.
Cierro el grifo.
Respiro.

Si abriera,
el viento
podría remover
las pelusas,
trastornar
mis armónicas
rutinas
y dar paso
a los demonios
de la angustia.

Abro el grifo.
Lavo mis manos.
Una, dos, tres veces.
Cierro el grifo.
Todo está en su sitio.

Si abriera
me enredaría
en el caos
del exterior,
me absorbería
la compulsión
y, tal vez,
jamás pudiera
regresar
porque resulta
complicado
volver a casa
cuando sólo
puedes caminar
por las aceras
impares.

Abro el grifo.
Lavo mis manos.
Una, dos, tres veces.
Cierro el grifo.
Gotea.
Ups!.








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